La hormiga
- Angelina Fabiola Caminos

- 9 ago 2024
- 1 Min. de lectura
La hormiga que no camina,
que se sentó a descansar,
descubrió que había una gruta,
y estaba llena de sal.
Una gruta que brillaba
como no había visto jamás,
los cristales le llamaban,
y la invitaban a entrar.
Decidió dar una vuelta,
internarse para husmear,
se separó de su grupo,
pensando: -“Ya volverán”.
Estaba maravillada,
la luz era excepcional,
sintió profunda alegría,
y tuvo ganas de llorar.
Descargó su alma en un río,
el agua derritió la sal,
y se encontró navegando,
una hoja la llevó al mar.
Sólo pudo dar las gracias
ante tanta inmensidad,
y nunca se arrepintió
de su gran curiosidad.
Angelina Fabiola Caminos





Comentarios