Soporte

Todo necesita un soporte adecuado.

Una planta mientras crece, utiliza un palo, como guía,

para crecer hacia arriba y no torcerse. De la misma manera,

un niño tiene a sus padres, tutores, educadores.

Si la planta de la que hablamos fuera, por ejemplo, de tomate, una

cosa es indudable: la podemos ayudar con un palo, a crecer hacia

arriba, y a no torcerse, pero cuando dé frutos, dará tomates, NO

zanahorias.

Con un niño hay más posibilidades, no está tan claro que sea una

tomatera, o un arrozal, pero la educación debería ofrecerle un soporte

para que lo descubra, y pueda ser feliz, “tanto si es una tomatera,

dando tomates como fruto, como si es un arrozal, produciendo

arroz”.

Lo que no está bien, ni es justo, es que muchas veces, sin el

soporte adecuado, un niño crezca pensando que va a dar como fruto

unos bellos tomates, cuando realmente es, por ejemplo, un calabacín,

con lo cual, dar tomates no sería “orgánico”, ni “sencillo”, ni

“productivo”, pero si supiera que lo suyo es dar calabacines, su

cosecha sería estupenda.

Un soporte adecuado es aquel que te ayuda porque te sostiene,

pero te orienta a dar de ti mismo lo que estás preparado en esencia

para dar.