Sólo para viejos amigos

La amistad es un don que se hereda.

Sí señor. ¡Se hereda!

Aprendemos e incorporamos de nuestros adultos significativos, la

manera de socializar, si confiamos o no, hasta dónde compartir, si nos

abrimos o nos cerramos a las nuevas relaciones.

Podemos pensar en ¿cuáles son nuestras amistades más antiguas? (Dos

o tres).

Ahora: ¿cómo los conocimos? ¿Qué había en común entre nosotros?

¿Qué hay ahora?

Seguramente, con nuestros amigos más viejos ocurre que compartimos

más o menos las mismas vivencias y aprendizajes, son nuestros

hermanos, espiritualmente hablando.

Y podemos desearles todo tipo de buenos deseos, que nos volverán a

nosotros por añadidura.

Bye!