Una princesa
- Angelina Fabiola Caminos

- 6 jul 2023
- 1 Min. de lectura
Una princesa se perdió,
no supo volver a su casa,
caminó y caminó,
pero no sirvió de nada.
Mas de pronto anocheció
y vio una casa iluminada,
se acercó a pedir ayuda,
pero sola se encontraba.
-¡Ay casa, si tú supieras!
-¿Puedo entrar, hasta mañana?
La casa le abrió su puerta,
para del frío cobijarla.
Se hicieron buenas amigas,
pues juntas se acompañaban,
pasó un día, ahora dos,
hasta cumplir dos semanas.
-Casa, tengo que marcharme,
soy la princesa encantada,
y aunque aquí me siento cómoda,
mi Destino es quien lo marca.
-Cuídate, cuídate mucho,
-decía mientras la limpiaba.
-Has sido buena conmigo,
pero mi Estrella me marca.
-No he perdido mi rumbo,
sólo estaba muy cansada;
-me has dado apoyo y cobijo,
me acogiste con tus alas.
-Cuando salí del Castillo,
no sabía qué me esperaba;
-verás, mi cruel encantamiento
lo hizo una bruja malvada.
-Me encantó para que vague
como un alma abandonada,
aquí no puedo quedarme
y no puedo volver a casa.
-Pero pronto descubrí,
que sólo era un largo viaje,
nadie puede condenarte
en principio a no ser nada.
-Yo nací como princesa,
fui feliz y muy cuidada,
al cumplir los quince años,
vino esa bruja a mi casa.
-Sintió rabia y mucha envidia,
porque ella no tenía nada,
y pidió que yo me fuera
y allí ya no regresara.
-Así mi viaje empezó,
y con él todas mis andanzas,
agradezco tus cuidados,
mas debo emprender la marcha.





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